lunes, 7 de octubre de 2013

“TODO LO QUE QUIERO”



             Como es posible que haya gente que se pueda tomar el amor como si fuera una cosa que noimporta, como si no existiera, como si las demás personas no tuvieran sentimientos, ¿Realmente se piensa en que los demás piensan, sienten, padecen, son y actúan de la misma manera en que nosotros lo hacemos? Llegamos a plantearnos si realmente podernos equivocarnos en tan evidente pensamiento… ¿Lo pensamos? O por el contrario, es mejor no pensar… Actuar sin importar si lo que hacemos estará bien o no, ¿Cuesta tanto hacer lo que debemos y no lo que queremos?
Por qué hacemos el daño no intencionado o intencionadamente a corto, medio o largo plazo, sin saber si nos sentiremos con alguna culpa.
Seremos conscientes y pensaremos en cómo se sentirá el prójimo si en vez de hacerlo nosotros, nos lo hicieran… qué pensaríamos en ese caso, seguiríamos adelante o cambiaríamos radicalmente nuestras acciones.
Como era posible que después de tantos años pudiera verme en aquella situación.
Siempre fui yo quien tenía esa palabra cariñosa, esa perspectiva optimista, esa palabra reconfortante, esa solución, la luz al final del túnel, la razón, la cordura, la sensatez, la madurez, la constancia… todo tan maravilloso… tan perfecto, tanto amor se pudo haber ido de repente por perder aquel lujo al que estábamos acostumbrados sin pensar en el amor que yo se que tú sientes, ¿Puede más el poder que el querer? No puedo pensar que te has ido para no volver, ¿Qué ha pasado en tan pocos días comparados a tantos años?
Veo que puede más el querer, tener que la razón y el amor. Nunca pensé quedarme sin ti, sin tus besos, sin el reflejo de tus ojos que tanto solía y me gustaba contemplar.
¡Qué palos da la vida! Pero ahora sin saber que será de mí, acostumbrado a hacerte sentir bien, a mimarte, a darte todo aquello que necesitabas y cuando lo necesitabas, a amarte, ¿Qué haré ahora si no te tengo? ¿Qué hago? Si no sé hacer otra cosa… Ya no estás… Tu simple presencia sin verte ya no la siento cerca de mí, tus suspiros, tus susurros en mi oído, tu cálida piel sobre la mía, no puedo decir que las cosas mejoren, el dinero ya no está, pero mi amor por ti es inmenso y aún así, ni eso me quedó.


Así me quedé con ganas de que me hicieran por una vez, lo que en tantos años yo había hecho, como un niño al que querían que en ese momento protegieran, abrazaran, mimaran y amaran, y así, yo mismo lo tuve que hacer, me imagine como si fuera un niño al que yo mismo abracé, y como si yo mismo me abrazara, sintiéndome a mí mismo abrazado, aunque el niño y el hombre tenían una misma expresión, los ojos cerrados y la cabeza baja, pero aún así tuve una autoprotección, que me hizo sentir mejor, al menos sentirme amado.